sábado, 10 de julio de 2010

De visita con Fray Alarcón.
En días pasados nuestro convento contó con la visita de Fray Carlos Alarcón, OP. Sacerdote dominico asignado al Convento de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá. En un ambiente muy ameno la tarde transcurrió en anécdotas y recuerdos del pasado, que sin duda marcaran un hito dentro de la formación de las futuras generaciones. La expectativa fue constante, el interés del auditorio marcó la pauta para el compartir y escucharlo. Este hombre que nació con el siglo ha vivido acontecimientos culmen de la historia; su recordar fortalece nuestro espíritu como forjadores de una nueva historia dentro de la Orden de Predicadores.
Escuchar a Fray Alarcón es tener sin duda una cita con el pasado de nuestra Provincia sus múltiples anécdotas, su historia vocacional y su trasegar religioso son un ejemplo de verdadera vocación.

Él experimentó la transformación histórica del país, las convulsionadas noches después del nueve de abril, el cambio iniciado por del vaticano segundo; cada uno de estos sucesos narrados por él nos dejan ver más la huellas del pasado en el hoy de nuestra Orden y de nuestro país.
Sin duda los frailes herederos del arduo trabajo y constante esfuerzo que hicieron nuestros antecesores, la forma como hoy somos educados y como lo fueron ellos en su tiempo, es un ejemplo claro de las grandes transformaciones que se han dado. Por lo anterior, el Espíritu su espíritu de entrega de fray Alarcón y el amor por su vocación, además de su constancia y perseverancia, son ejemplos vivos de que seguir a Cristo es algo que vale la pena. La felicidad de su rostro después del trajinar y del paso del tiempo por su vida es prueba fehaciente de que es un hombre enamorado de Cristo, fiel a su iglesia, predicador incansable de la Verdad.
Agradecemos al Señor por haberlo llamado al sacerdocio en Cristo, por su fidelidad y constancia son ejemplos que, las venideras generaciones de frailes, debemos tomar, para tenerlo como modelo del seguimiento de Cristo, dentro del carisma especial de la Orden de Predicadores.
Por Fray Diago OP.

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